Collioure es una perla azul celeste enclavada entre mar y montaña como ninguna otra.

Su majestuoso castillo remonta la época en que los Reyes de Mallorca lo convirtieron en su residencia de verano. Su campanario, antiguo faro morisco, baña sus pies en el Mediterráneo. Ubicado en la colina Matisse, su molino de aceite desafía el tiempo no muy lejos del claustro de los Dominicanos.

Pasearás por sus antiguas y coloridas calles del Mouré. Las notas de sardana vuelan de techo a techo y el viento de los Pirineos Orientales canta una hermosa melodía al viento de España que nos mece el corazón. El paseo por el camino del Fauvisme te transportará al siglo pasado, cuando Collioure era la patria de los pintores Matisse, Derain, Picasso y muchos otros que multiplicaron por diez sus paletas en este lugar encantador.

Quedarás conquistado por la belleza del lugar y sus numerosos monumentos. Beberás un Banyuls al atardecer. Irás a dar un paseo hasta la ermita de Notre Dame de Consolation para refrescarte y beber agua de su fuente. Degustarás los bouls de Piculat y la escalibade, haciendo temblar tus papilas gustativas.